Mientras que los ejemplares adultos se mantienen a buen resguardo, los más jóvenes se deciden a explorar el territorio y mientras van conociéndolo descubren la ventaja de su pequeño tamaño que es poder esconderse en cualquier grietecilla o hueco mientras aun muestran una cierta confianza ante el ser humano que no tardarán en perder en cuanto hayan crecido un poco más. Un día soleado, aunque sea de otoño permite que estos reptiles salgan, se calienten un poco y puedan mantener su actividad.
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