Era el último día y la hora de la siesta, aunque estaba cansado y me hubiera ido también había que aprovechar el privilegio de poder andar libremente por el parque y darme un paseo por los alrededores de la casa hasta La Raña, lugar en el que está terminante prohibido transitar a pie. Aquello estaba lleno de abejarucos y alcaudones, pero al entrar por el olivar escuché un silbido y vi volando un ave de gran tamaño a baja altura y cirniéndose continuamente, era como no un águila culebrera, águila inconfundible y más cuando te pasa por encima a poca distancia, esa tarde no descansé pero disfrute hasta el último momento de la estancia en el Parque Nacional de Cabañeros.
Penas leves para los que montaron una trampa con drogas a Juan Clavero
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Lamentablemente, no se ha tenido en cuenta las peticiones de la acusación
particular ejercida por Juan Clavero y la popular ejercida por Ecologistas
en A...
Hace 17 horas
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