En numerosos puntos del Pinar de la Algaida encontramos la pita, algunas como esta crecen escondidas en los matorrales hasta que pasados unos siete años florecen mediante esa inflorescencia en forma de espárrago gigante tan llamativa. Solo florecerá una vez y luego morirá, pero no sin dejar antes una prolífica descendencia que caerá de la propia vara preparada para agarrarse tras desarrollarse cientos de plántulas en la vara. Si la vara cae una vez estén listas las plántulas habrá conseguido invadir una fila que volverá a expandirse dentro de siete años. Lo normal sería actuar ahora para evitar la expansión pero eso no suele ocurrir y finalmente se acaba consumando la expansión. Un proceso lento pero que avanza con toda la tranquilidad y seguridad en un clima que le favorece mucho.
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