Aunque vista así pueda parecer algún ave tropical de esas que nos suelen enseñar en los zoológicos o parques de fauna se trata del momento en que la urraca emprende el vuelo y abre la cola como un abanico a la vez que nos muestra los colores de las alas, blancos, azules y verdosos que tanto contrastan con el negro del resto del cuerpo y que nos hacen olvidar que se encuentran muy emparentados con el cuervo. Este momento dura muy poco, no es más que un instante por el que vale la pena quedarse observando a estas abundantísimas aves.
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