En otoño los mirlos se dejan ver con todo el descaro del mundo en los jardines, como suele ocurrir con las aves sus movimientos dependen de donde ande la comida. Y claro, en otoño llueve, entra humedad, se activan las babosas, las lombrices están a la orden del día y claro, los mirlos lo saben y por eso es fácil verlos picoteando el suelo de aquellos lugares con césped.
Carta a las máximas autoridades del Gobierno de España y de la gestión del
río Guadalquivir
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Pedimos una moratoria de los nuevos vertidos y el nombramiento de una
comisión de expertos/as independientes que analice en detalle las posibles
consecue...
Hace 2 días
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