Estamos acostumbrados a las palomas como "ratas del aire" devorando todo a su paso, pero otras aves pueden ser tan gorronas o más que las propias palomas. El gorrión es un buen ejemplo de adaptación al medio urbano acercándose a aquellos sitios donde abunda la comida como las terrazas de los bares y chiringuitos donde las migas de pan caen al suelo o se quedan encima de las mesas. Una vez se van los comensales llegan los gorriones y aprovechan lo que pueden, especialmente si el camarero no es nada rápido.
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