Ha sido un clásico de toda la vida en Cádiz y alrededores el señor mayor que le echaba pan a las palomas y todas acudían a él para comer rápidamente. Las cosas han cambiado mucho y aunque sigue habiendo palomas y no son pocas otras especies se benefician de la acción de este señor, las cotorras argentinas, expandidas por casi toda la península y especialmente abundantes en la capital. No solo comen el pan sino también las flores de muchos árboles y gracias a su poderoso pico se atreven hasta con las almendras.
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