La extraña flor que reaparece más de cien años después de las primeras citas en Cádiz no resulta difícil de encontrar en los jardines y zonas verdes de la ciudad. Incluso dentro de zonas que no no son precisamente ajardinadas como es el Castillo de Santa Catalina donde se ha encontrado este ejemplar en el alcorque de un drago. Curiosamente la población que había dentro del Parque Natural Bahía de Cádiz parece haberse esfumado de un año para otro no habiéndose localizado ni un solo ejemplar.
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