La postura de la mosca, tan quieta, y recurvada me llamó a la atención y cuando me acerqué, ¡sorpresa!, una vez más era lo que parecía, que la mosca al dedicarse a comer el néctar de las flores fue sroprendida por una araña camuflada en el amarillo de la flor que la atrapó rápidamente. De no ser por la mosca atrapada esta araña hubiera pasado totalmente desapercibida y ni nos habríamos enterado de su presencia. En el caso de flores blancas se tornan blancas y en las violetas toman ese mismo color.
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