En una pequeña alameda, en los pilones de agua nos aguardaba esta sorpresa, las salamandras entre las hojas caidas de los chopos. En otros otoños más lluviosos había más puntos de agua y resultaron algo más fáciles de encontrar, pero en esta ocasión los puntos de agua estaban muy localizados y allí se encontraban estos simpáticos animales, que en esta zona resultan relativamente abundantes. Y había tantas pequeñas salamandras que parecía que todas estaban aquí...
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