En la última etapa del viaje pude ver el río que faltaba, y que ya había recorrido en Semana Santa este año, el Guadalquivir, por la presa de Cantillana, que como otras tantas, maltrata y no deja correr al río dejándolo como un mero canal de agua y poco más. Poco más que añadir a la triste situación de este río, que ya no es ni una sombra de lo que fue en su momento.
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