Pequeños, rápidos y atrevidos son los petirrojos que encontramos en septiembre en la Sierra de Guadarrama. Aunque su característica principal es el pecho rojo, si solo viéramos su silueta no tendríamos problema en reconocerlo dada su constitución redondeada y ese pequeño pico con el que captura numerosos insectos. Se mueven principalmente en los arbustos, donde comparten espacio con otras pequeñas aves como carboneros, herrerillos o trepadores. En las zarzas se sienten muy seguros y aguantan nuestra presencia durante un buen rato.
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