La primavera cuando viene acompañada de tanta agua, de la de ahora y la de antes, se muestra mucho más espectacular de lo habitual y el bosque cambia de color. Los canutos de los alcornocales tienen un color propio, el de los ojaranzos que con su grandes manojos de flores rosas ha coloreado estos extraordinarios espacios fluviales únicos en el suroeste de la península ibérica. Sus hojas son similares al laurel, pero cuando florecen no hay duda de lo que se tratan, así con sus raices metidas en el agua o casi casi se intercalan entre alisos, fresnos y sauces cerrando el escaso sitio que la vegetación deja junto a estos arroyos. Algo que no debemos perdernos en esta primavera.
Carta a las máximas autoridades del Gobierno de España y de la gestión del
río Guadalquivir
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Pedimos una moratoria de los nuevos vertidos y el nombramiento de una
comisión de expertos/as independientes que analice en detalle las posibles
consecue...
Hace 2 días
1 comentario:
Hola Juanjo. En verdad que es espectacular. Un colorido magnífico. Un abrazo
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