Llegar a la Cascada del Prior, dentro de la garganta del mismo nombre no es tarea fácil, por una parte localizar el camino y por otra tener trepar por piedras para poder contemplar esta bella estampa. Pero una vez arriba uno se da cuen de que realmente ha valido la pena llegar hasta aquí y disfrutar de la cascada, su poza, sus helechos reales, sus cantos rodados que sostiene la poza dejando tan solo unas pequeñas grietas para su lento vaciado. Y sobre todo, el sonido de la cascada que resulta ensordecedor de la cantidad de litros que caen por segundo y que siguen y siguen cayendo como si el agua fuera infinita.
Penas leves para los que montaron una trampa con drogas a Juan Clavero
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Lamentablemente, no se ha tenido en cuenta las peticiones de la acusación
particular ejercida por Juan Clavero y la popular ejercida por Ecologistas
en A...
Hace 17 horas
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