Hay cosas que ocurren todos los días, y no por ello dejan de ser maravillosas. Una de ellas son las puestas de sol, un sol que se pone por el oeste, y por tanto, desde las costas gaditanas lo vemos sumergirse en el agua por las tardes y ver la transición de colores, del amarillo al naranja y del naranja al rojizo. Aunque ocurre todos los días cada vez es diferente, a veces se esconde entre nubes, a veces baja más rojizo pero siempre lo hace rapidísimo, un momento tan efímero como impresionante, tan valioso que no tiene precio.
Ecoloxistes n’Aición presenta alegaciones contra la declaración de la mina
de Salave como Proyecto de Interés Estratégico
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Hace 3 horas
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