Encontrarse a este anfibio enmedio de la raña, en un pastizal con algunas encinas dispersas, tiene su gracia, más que nada porque siempre solemos buscar a estos animalitos en lugares muy húmedos y la raña, al menos aparentemente es un secarral y esto sorprende. La realidad es que lo que nos parece un secarral porque aparentemente esté seco y llueva poco no tiene porque serlo, de hecho cuando cae la noche la raña se cubre una humedad que se mantendrá hasta poco después del amancer cuando la luz solar lo evapore todo. Esta humedad fugaz permite a los sapos moverse por la noche sin perder la humedad coroporal alinentándose y moviéndose por la zona, al amanecer se enterrarán en un lugar húmedo y esperarán hasta la noche de nuevo. Pero esto sigue sin explicar que hacen aquí pues necesitan agua para su reproducción como todos los anfibios. El caso es que en invierno-primavera se forman charcas estacionales, que aunque duran muy poco, permiten a estos sapos reproducirse pues su ciclo es el más rápido de todos los anfibios ibéricos de tal manera que una vez concluida la metamorfosis su relación con el agua no precisa encharcamiento continuo sino una cierta humedad ambiental que se alcanza perfectamente por las noches.
Esta especie se caracteriza por su carácter, que es corredor, se mueve más rápido que otros sapos e incluso puede confundirse en la noche con ratoncillos en movimiento así como por la raya blanca que presenta en la espalda.
Esta especie se caracteriza por su carácter, que es corredor, se mueve más rápido que otros sapos e incluso puede confundirse en la noche con ratoncillos en movimiento así como por la raya blanca que presenta en la espalda.
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