miércoles, mayo 23, 2007

La cumbrecita

Esta entrada marca el paso a el Parque Nacional Caldera de Taburiente, veníamos andando por los pinares desde el Aula de Naturaleza del Riachuelo en dirección a La Cumbrecita, que es un mirador donde se puede disfrutar de una vista espectacular de la caldera, al quedar cerca del aula recorrimos este camino en varias ocasiones durante la estancia en la isla, en la primera, mientras atravesábamos el mar de Pino canario (Pinus canariensis) que es el ecosistema razón de ser de este Parque Nacional nos contaron una historia imprescindible para el que acaba de llegar a la isla que es la gestión del agua en el Parque Nacional, en La Palma no existen los embalses ya que los materiales que conforman la isla no permiten la creación de ello, esto que puede parecer negativo, para la conservación del medio ambiente es un alivio, además de que La Palma posee gran cantidad de agua (aunque no inagotable, que quede clarito..) que se mueve por el subsuelo y que se aprovecha mediante la creación de galerías de captación del agua, sin embargo existe una singularidad en el tema del agua único en España y es que el agua de la Caldera está en manos privadas, concretamente en 1800 socios que se reparten el agua cada 10 días en función de las tierras que poseen o de los derechos que posean, a pesar de que la ley nacional del agua dice que el agua es de todos , en este caso, bajo sentencia del tribunal supremo se sentenció que dado el esfuerzo de las socios en hacer y mantener las galerías la gestión les correspondía, este texto está en base a lo que nos contaron aquel día y a lo que me contó precisamente uno de esos 1800 socios con el cuál coincidí en un vuelo y sacando el tema de La Palma me contó, orgulloso, lo de la sentencia del supremo.
Tras un interesante paseo en el que observamos mariposas endémicas o nos contaban como en época de hambrunas se hacía gofio hasta de las semillas del amagante (Cistus sympithifolius) acabamos llegando al mirador donde pudimos disfrutar una espectacular vista del paisaje, las montañas completamente cubiertas de pino canario, comprobando como la mayoría de ellos se habían quemado alguna vez, y es que es uno de los árboles mejor adaptados al ciclo de incendios pudiendo resistir altas temperaturas durante largo tiempo y rebrotando en relativamente poco tiempo. Sin embargo, al ser el primer contacto con La Caldera la vista y el recuerdo es impresionante, si nos pareció exagerado que hubiera desniveles de 1200 metros aquí termina esa idea, y es que, de verdad que no se podía ver el fondo, tan solo pinos y más pinos y lo que era más sorpredente es que en la ladera de enfrente, aparentemente inaccesible pudimos divisar con los prismáticos mientras veíamos las Chovas piquirrojas, animal que ostenta el símbolo de la isla, una especie de finca en plena ladera, y es que en cualquier lugar a alguein se le ocurre poner una casa...En este mismo lugar otro de los días pudimos ver como un helicóptero de rescate tenía que sacar a un excursionista que sobrevalorando sus fuerzas se internó por caminos demasiados duros y tras ser derrotado por el cansancio tuvo que recurrir a las fuerzas de rescate para salir de allí con el consiguiente cachondeo de los que lo ven continuamente año tras año.Caprichosa es la la naturaleza como ya hemos podido ver en otras ocasiones y a veces nos regala con formaciones como esta que recuerdan una escalera colocada en plena ladera, realmente en este caso, tenemos que ver el Parque Nacional Caldera de Taburiente como una escalera a un mundo impresionante donde tierra y cielo se funden para crear un paisaje bello, mágico y espectacular y es que apenas habrían pasado un par de horas cuando vimos que el primer paisaje que nos llamó la atención había cambiado completamente con la llegada de las nubes que como cascadas se deslizaron por la montañas penetrando en el valle hasta cubrirlo dándole aspecto de algodón a la vez que las acículas de los pinos iban captando la humedad para luego distribuirla por la tierra al igual que el riego por goteo, cosa que como casi todas cuando vinimos a utilizar, la naturaleza, ya, las había descubierto.

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