En otoño los mirlos se dejan ver con todo el descaro del mundo en los jardines, como suele ocurrir con las aves sus movimientos dependen de donde ande la comida. Y claro, en otoño llueve, entra humedad, se activan las babosas, las lombrices están a la orden del día y claro, los mirlos lo saben y por eso es fácil verlos picoteando el suelo de aquellos lugares con césped.
Poda abusiva de varios Ficus en el Colegio Mayor Hernando Colón de la US
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Este atentado ecológico urbano, se suma al maltrato que el arbolado viene
sufriendo desde años en la ciudad de Sevilla en forma, principalmente, de
talas...
Hace 9 horas
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