jueves, marzo 19, 2015

Este toro no sufre

Ha costado encontrarlo, pero al final he encontrado ese mito que defienden los taurinos, el santo grial de la tauromaquia, el sueño de una tarde de verano en un tendido de sol, si, un toro al cuál se le puede infringir todo tipo de torturas, maldades, ataques, etc... y no sufrir en absoluto. Y éste toro no podía ser otro que el toro de Osborne que gracias a su composición eminentemente metálica no sufre nada de nada y esto ocurre porque como es obvio, no es un ser vivo. Si ni siquiera podemos asegurar que una persona sufra o sienta dolor , ¿quien puede atreverse a decir que tras ser golpeado, pinchado una y otra vez con banderillas, atacado sin piedad por un picador, perdiendo mucha sangre, cada vez con menos energía, que no sufre? ¿quien puede asegurarlo? ¿alguien que fue toro en otra vida y encima lo recuerda?. Tanto atrevimiento para justificar lo injustificable escandaliza, pero eso si, cada vez cuelan menos estas afirmaciones atrevidas e inverosímiles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Personalmente condeno la tauromaquia no tanto porque los toros sufran --que sufren es incuestionable, todos los animales sensibles sienten, sufren y padecen--, sino por la barbarie del comportamiento humano en esta clase de acontecimientos taurinos en los que se maltrata animales con total impunidad y sin consideración moral alguna.

Un toro, o cualquier otro animal, puede sufrir igual o más en estado salvaje. Lo terrible de las corridas de toros es la actitud de los seres humanos que las viven sin considerar su responsabilidad en el trato que damos a los animales (no sólo a los toros), que convierten sus instintos y agonía en un espectáculo público, en un "arte", en un fenómeno "cultural". ¡Pura barbarie!

En resumen, lo más atroz, en mi opinión, no es tanto el padecimiento animal (que también), sino los seres humanos, su comportamiento y su actitud, su falta de conciencia moral en lo que tiene que ver con su responsabilidad hacia otras formas de vida y hacia la naturaleza.