Su floración es en pleno invierno y aunque los inviernos en esta zona no suelen ser fríos en esta ocasión si que lo ha sido aunque no ha supuesto problema alguno para su desarrollo y su habitual floración que comienza sobre mediados de febrero. Las calcarenitas de la Sierra de San Cristóbal son el escenario que esta pequeña y delicada flor se encarga de dar un color amarillo a los prados y zonas repobladas con pinos con conviven con pequeños arbustos como el tomillo. A pesar de su nombre no es exclusivo de la provincia de Cádiz y puede encontrarse también en Huelva y Málaga. El tubo curvado de la flor permite diferenciarla de otras especies similares como el Narcissus assoanus también presente en la provincia de Cádiz aunque en zonas más serranas que esta.
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