Esta pequeña campanulacea la encontramos en la ruta del Boquierón de Estena creciendo en las fuentes del camino y las surgencias de agua acompañada de otra campanulacea, la Lobelia urens, típica de estos ambientes también estaba allí, todo esto acompañado de caballitos del diablo que pululaban por la zona. No parecía aquello el escenario de un mes de julio sino más bien primaveral y es que el ambiente de los ríos es algo completamente diferente. Lo de hederacea le viene de la forma de la hoja que recuerda un poco a la de la hiedra (Hedera helix).
La Junta pide desproteger al lobo ibérico cuando está extinguido por su
culpa
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Pedir la desprotección de una especie extinguida es el colmo de la
hipocresía ecológica.
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Hace 21 horas
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