Muchas veces hemos escuchado que los embalses son necesarios ya que es una pena que el agua dulce acabe en el mar. Esta afirmación, que es un auténtico disparate encuentra el caso contrario en el caso de la Laguna de la Janda. Aquí ocurre aquello que otros critican en otros lugares, se tiran diariamente miles de litros de agua dulce al mar a través del desagüe que lleva las aguas hacia la desembocadura del Barbate dulcificando aguas que debería ser salinas y no dulces.
No solo contribuye al vaciado el desagüe, también lo hacen los pantanos del Barbate, Celemín (prácticamente vacío a día de hoy) y Almodóvar construidos para facilitar el drenaje reteniendo el agua que ya no llega a la laguna. Si bien el de Almodóvar nutre de agua potable a Tarifa los otros dos son embalses pensados para una agricultura que a día de hoy resulta insostenible social y ambientalmente.