Mientras observábamos estos bonitos ejemplares de Cheirolophus sempervirens en los montes de Tarifa con los compañeros de la Sociedad Gaditana de Historia Natural una gran "avispa" apareció sobre estas flores, una "avispa" que por tamaño y colores parecía ser una Vespa cabro, la mayor de nuestras avispas. Pero no, una vez que pude ver bien a la presunta avispa quedó claro que se trataba una vez más de una mosca, de la familia de los sírfidos, perfectas imitadores de abejas y avispas.
Patas naranjas, cuerpo rayado, alas manchadas, todo lo necesario para parecer una gran avispa, incluido el tamaño, que como no estamos acostumbrados a moscas tan grandes no pensamos que se pueda tratar de una mosca. Había un par de ellas que una y otra vez volvían a las flores a hacer lo que hacen estas moscas, libar el néctar, algo que pueden hacer con toda tranquilidad porque con ese aspecto pocos se atreverán a acercarse a la flor y molestar a tan temida y grande "avispa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario