En la anterior ocasión, con José Manuel como anillador íbamos a anillar a La Quebrada, esta vez hemos anillado con Jordi en la Isla del Morenillo. Para llegar a la isla del morenillo hay que pasar un vado, el cuál no es problema si no hay agua pero cuando el agua corre es otra historia. Muchas garzas imperiales, varios martinetes y una garceta grande nos dieron la bienvenida a esta pequeña isla, que como otras, cuenta con una casilla de pescadores, muy apañada, sobre todo para días como este. Las redes estaban colocadas sobre el agua, con lo que había que moverse con vadeador por allí para sacar las aves de las redes. Jordi venía acompañado de Sepúlveda, un naturalista local, que conoce profundamente las Tablas de Daimiel y nos mostró fotografías de bigotudos, nidos y otras maravillas que no pudimos ver en persona además de señalarnos numerosos insectos que había entre los carrizos mientras revisábamos las redes. Además tuvimos la ocasión, unos días antes, de ver la exposición que había instalado en el Centro del Agua de Daimiel sobre las aves del Parque Nacional.
El día se presentó nublado y como era de esperar pronto empezó a llover, con que nos pusimos bajo el porche para evitar la lluvia. Como era de esperar cayeron muchas aves (muchísimos carriceros comunes) pero poca variedad, así que solamente se pudo anillar carricero común, ruiseñor común, ruiseñor bastardo y estornino negro. En esta jornada confiábamos en pegar el estirón en nuestro objetivo de llegar a las 100 aves pero las cosas son como son. Aprovechando la breve estancia en la isla pude observar otros animales voladores, un bonito caballito del diablo de ojos rojos y una mosca de alas manchadas.
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