En las montañas de Benicasim los Carmelitas descalzos encontraron su particular Desierto de paz donde se establecieron. El monasterio actual se construyó en un nuevo emplazamiento, el bancal de la Portería, culminándose la obra en 1802. Los monjes de este convento se dedicaban a recolectar las hierbas aromáticas de la zona, que son muchas dada la tipología de bosque mediterráneo que presenta el entorno para elaborar el licor carmelitano, que actualmente combina más de 40 hierbas aunque ya no son los monjes quienes lo elaboran.
Inicialmente la bodega se situó en los sótanos del convento, aunque finalmente la producción se realizó en una fábrica ubicada en Benicasim. El monasterio antiguo se encuentra en ruinas y apenas destaca en el paisaje dada su semejanza con el color del suelo. El traslado al nuevo monasterio fue provocado por las lluvias torrenciales que se sucedieron en el otoño de 1873, dañando gravemente la estructura del edificio y provocando corrimientos de tierra. Mientras duraba la construcción del nuevo edificio los monjes tuvieron que alojarse en Benicasim. El aspecto que presenta actualmente dista mucho del que tuvo que tener, ya que parte de los materiales utilizados en la construcción del nuevo se tomaron del monasterio antiguo deribándose varios de sus edificios. Estos edificios no resultan nada llamativos ya que esta orden entre sus normas habla de escasa ornamentación en sus edificios, austeridad y búsqueda de la espiritualidad.
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