Aunque mucha gente viaja a Santoña por el tema maritimo-playero no debemos de pasar de largo por el Monte Buciero sino pasear un poco por sus bosques de laurel y encinas, disfrutar del frescor de sus umbrías y ver lo que es un bosque siempreverde. En algunos folletos turísticos se relaciona con la laurisilva de las canarias, si bien es verdad que recuerda bastante a estos bosques la única especie similar que tienen en común es el laurel.
Pero el aspecto del bosque, sus musgos y la humedad si que recuerdan a estos lejanos bosques atlánticos. Durante el paseo se pueden ver hongos sobre la madera viva o muerta de los árboles, escuchar el canto de las aves y ver las grandes babosas negras que tanto abundan en este tipo de bosques y que pueden permanecer activas todo el año. El gran protagonista de este bosque es el laurel, que aquí crece de forma espontánea junto con las encinas, un árbol con el que no esperaba encontrarme aquí.
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