El misterio es una constante en casi todos los lugares habitados y Daimiel, que además tiene fama de brujas, no podía ser menos. Vamos a desplazarnos al Quinto de la Torre. Esta finca, que próximamente se incorporará al Parque Nacional Tablas de Daimiel es una buena atalaya para vigilar el parque, pues se tiene una buena panorámica desde esta zona. Pueden verse personas y vehículos que accedan al parque por lo que los vigilantes lo suelen frecuentar. En una de estas visitas, y además de noche, algo empezó a agitar el coche lo que hizo que bajaran del coche, pero no vieron nada, ni animales ni personas, al montarse de nuevo algo volvió a agitar el coche. Ni siquiera podía achacarse al viento pues no había. Rápidamente abandonaron la finca tras no volver a ver nada. En nuestra visita no vimos nada raro, además era de día, pero junto al árbol seco, donde una vez estuvo ubicada una casa podía sentirse y respirarse el misterio. Una historia que resulta, cuanto menos, inquietante.
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