Los que vivimos en la ciudad no solemos reconocer en el campo aquellas plantas que solemos comer en casa. Un buen ejemplo es el guisante, no solo es una planta comestible sino que además presenta unas flores grandes y bastante bonitas. Presenta hojas divididas, y como otras muchas leguminosas unos zarcillos que le permiten trepar por otras plantas ya que no posee tallos sólidos que le permitan mantenerse de pie.
Por un Pirineo vivo y con futuro: ‘Yesa NO’
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