Como cada año, a principios de febrero, llegan en bandada las golondrinas a la península ibérica, donde permancerán hasta final del verano poniendo sus huevos en sus niditos de barro (varias puestas, por cierto) y sobre todo haciendo lo que hacían en este momento, sobrevolar a gran velocidad zonas húmedas para alimentarse de mosquitos y pequeños insectos que capturan al vuelo con su minúsculo pico, al igual que su pariente el Avión roquero. Tener un nido de golondrinas cerca no es una molestia, es toda una suerte poder contar con estos animales cerca de nosotros.
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