La ciudad de Cuenca, patrimonio de la humanidad, es la capital de la provincia homónima de la Comunidad de Castilla La Mancha que se encuentra entre dos ríos, el Huécar (afluente del Júcar) y el Júcar y se situa sobre una montaña entre el curso de ambos ríos de naturaleza caliza. Actualmente cuanta con unos 60000 habitantes entre el casco antiguo y el moderno pero para entender como las casas cuelgan literalmente de la roca madre nos hemos de remontar al siglo XVI, la época más próspera de las ciudad que llegó a contar con 15000 habitantes (en lo que hoy llamamos el casco antiguo) de manera que a diferencia de otros pueblos que construian sus casas con una o dos plantas a lo sumo, en Cuenca debido al escaso terreno que había en la ciudad amurallada y al repentino aumento de población no quedaba otra que aprovechar todo el espacio existente y tirar hacia arriba construyendo casas de 12 plantas conocidas como los rascacielos y que tenían la peculiaridad de tener 4 alturas en un lado y en el otro, el que daba al barranco, 12. Cuenca cuenta con un paisaje natural en su entorno inmediato formado por la acción de los dios ríos que envuelve a la ciudad dándole un toque natural pues donde termina la mano humana que levantó la ciudad empieza una masa natural de roca. Esta roca, al ser caliza permite la existencia de cuevas y la creación de túneles, unos túneles que se encuentran por toda la ciudad y que eran pasadizos entre casas, refugios antiaéreos o bodegas para la conservación de alimentos. La roca también ha servido para llevar el agua a la ciudad a través de un acueducto excavado en la roca y rematado por unos arcos en su parte final. Cuenca no son solamente las casas colgadas sino una ciudad rodeada de naturaleza y en su interior llena de cultura.
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