Este dominfogo, el 30 de octubre se celebró la XVIII fiesta de la trashumancia en Madrid, un festejo para reivindicar y dar a conocer esta tradición y actividad económica que se realiza en la península ibérica desde tiempos remotos y es bien conocida desde la Edad Media, casi nada. La trashumancia consiste en el movimiento del ganado a grandes distancias para aprovechar los pastos de invierno en las regiones menos frías, y las montañas en la época veraniega que son más apacibles y habitables que en invierno. El movimiento del ganado es beneficioso para el medio ambiente pues al cambiar el ganado de lugar permite que la zona de pastoreo se regenere mientras el ganado se mueve a otro lugar evitando la desertificación por sobrepastoreo.
Por la puerta del Sol, uno de los puntos más transitados del recorrido pudimos ver a las representaciones de diferentes pueblos, muchos de ellos de Cantabria aunque también los había de Galicia, Extremadura y algunas zonas de Castilla y León mostrando un mapa muy significativo de la trashumancia en nuestro país acompañadpos de los trajes típicos, castañuelas e instrumentos musicales mientras marchaban con sus animales a la espera del acto de cantos populares que se desarrollaría posteriormente en las inmediaciones del Palacio Real. Pasaron todo tipo de animales y unos de los que más me gustaron fueron estas vacas, que como podemos ver van perfectamene caminando, tranquilas y sin ofrecer ningún peligro a diferencia de los encierros en los que los animales van corriendo muy rápido y sufriendo continuas provocaciones que suelen tener fatales desenlaces.
Sorprendió la presencia de estos pequeños ponys ataviados con sus mejores galas para la ocasión tirando de un carrito ante la atenta mirada de los espectadores, poco acostumbrados a ver este tipo de animales domésticos en la capital del reino. Y es que a pesar de la expectación por las ovejas los auténticos protagonistas fueron los caballos dada la gran cantidad de estos animales que pudimos ver durante el desfile.
Las representaciones locales nos mostraron lo mejor de cada pueblo, los mozos y las mozas ataviados con sus trajes típicos y los escudos de los diferentes concejos, que es el equivalente a un municipio en la zona sur y centro peninsular, un conjunto de pequeñas localidades, en el caso de Galicia, incluso aldeas que se encuentran dentro de estos concejos pues no se pueden mantener ayuntamientos para poblaciones tan pequeñas.
Mientras nos preguntábamos donde se encontraban las ovejas seguían pasando caballos y algunos burritos, que se mostraban muy nerviosos dado que la gente intentaba tocarlos y en muchos casos tponaba el paso para ver de frente o simplemente hacer alguna foto y aunque son animales pacíficos y nobles su carácter es muy nervioso y estas aglomeraciones pueden alterarlos si la gente no se comporta adecuadamente. Había caballos de todos los colores, con sus colas y crines perfectamente peinadas e incluso algunos percherones que llamaron mucho la atención del público.
Y cuando pensabámos que ya no veríamos a las ovejas aparecieron ante nuestra vista en la parrilla de salida dispuestas a llegar hasta la plaza de Cibeles donde termina el recorrido por las calles de Madrid. Estas 2000 ovejas, que llegaron en dos grupos separados, despertaron el ánimo de los presentes que nuevamente bloqueron los pasos, intentaron tocar a los animales, etc...
Me encanta ver lo ordenaditas que son las ovejas, a pesar de ir como sardinas en lata (cosa habitual en el metro y especialmente durante la JMJ), lejos de empujar o ponerse agresivas se acoplan perfectamente para poder pasar por el hueco que tengan y sin protestar.
En la segunda tana las ovejas eran de otra raza en la que la lana llega hasta la cabeza y entre las blancas estaban las negras, como en cualquier familia normal, adem´ñas de las cabras que iban infiltradas entre las ovejas. En la imagen vemos a un niño haciendo lo que no hay que hacer, tocar a las ovejas, las pobres se alteran y comienzan a saltar para evitar a estos extraños. En una ocasión que llevaba un grupo de escolares por el campo les recomendé que no las tocaran pues los animales en el campo, sobre todo los que tienen mas pelo, suelen ir cargados de parásitos.
Todos los chicos desisitieron de tocar a los animales y las ovejas siguieron pastando tranquilas, las luces de las ambulancias que cerraban el festival y los vehículos de limpieza que iban limpiendo los excrementos de los caballos nos indicaron que esto había terminadoya. Espectáculo aparte la trashumancia es una tradición milenaria ibérica, buena para el medio ambiente, buena para los pueblos y sobre todo no olvidemos que si queremos productos de calidad como quesos y buenas carnes tiene que seguir habiendo ganado, pastores y por supuesto trashumancia.
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