lunes, enero 31, 2011

Paseando por lo más alto de Madrid, el Peñalara y el puerto de Cotos

A principios de enero, como en los dos últimos años aproveché para pasar el día en la nieve en el puerto de Cotos. Aunque hay muchos lugares en España donde disfrutar de la nieve este lugar es especial pues es la única estación de esquí que se cerrado y restaurado el monte declarandolo espacio natural protegido. A diferencia del año pasado que fui tras una nevada este año se veía mucha menos nieve pues la que había caido había sido arrastrada con el agua de las lluvias y la temperatura era sensiblemente más alta que otros años.
Como ya había visto en la previsión del tiempo que no haría mucho frío aproveché para preparar el teleobjetivo y fotografiar algunas aves de la sierra que saldrían a tomar un poco el sol. El primer punto fue subir a la laguna del Peñalara que se encontraba helada y tan solo en el desagüe podía verse el agua. En el mismo lugar, en la ladera de enfrente había varios grupos de personas que bajaban y subían a la cumbre del peñalara por el lugar más complicada corriendo un gran riesgo y arriesgándose a sufrir una avalancha o una caida. Al bajar de nuevo al puerto de Cotos empezaron a aparecer las aves, la primera que se dejó ver en condiciones fue el trepador azul, una ave que había visto en varias ocasiones pero nunca había podido fotografiarla en condiciones hasta ahora, le siguió el herrerillo capuchino, que solo lo había visto antes una vez en Calares del Río Mundo, y como no, ahí estaba también el omnipresente carbonero garrapinos, el ave más abundante en Madrid. Continue la visita al otro lado de la carretera, en dirección al refugio juvenil El Pingarrón, mientras llegaba recordé que en unos pinos solían verse unos córvidos grandes, allé estaban y su sonido los delató dejándose fotografiar perfectamente en lo alto de un pino, la corneja negra. Y ya cerca del refugio llegó la sorpresa, con este no contaba y con tanto cambio de color pensaba que estaba viendo varias aves diferentes, pero no, tan solo era una especie con marcado dimorfismo sexual y un pico de lo más peculiar, el piquituerto, cuyos ejemplares se contaban a montones junto al refugio juvenil, ahí seguí bajando hasta llegar a un bonito arroyo que volveré a explorar en primavera. El año pasado mucha nieve y este año mucho pájaro, el monte siempre te sorprende.







No hay comentarios: