domingo, julio 06, 2008

Sentimientos

La naturaleza siempre me ha transmitido un sentimiento de paz y relajación, viendo plantas, animales o haciendo actividades en la naturaleza me relajo, siento paz, soy capaz de desconectar de la rutina, el aburrimiento, la desgana, etc... A veces parece incluso que hay una cierta empatía porque la naturaleza nunca deja de sorprenderme, nunca llega a aburrirme aunque a veces se repita o haya días en los que no parezca haber nada significativo, siempre he valorado mucho la capacidad de sorprenderme, cuando algo o alguien me sorprende, positivamente, me atrae y capta mi interés, la sorpresa a veces es parcial, uno se veía venir algo pero menos de lo que llega, o total cuando llega algo no esperado por parte de algo o alguien. La verdad es que esa capacidad de sorpresa está en serio peligro de extinción, la homogeneización (o globalización como dicen algunos..) hace que todo se vaya convergiendo hacia un mismo punto de manera que todo se hace cada vez más predecible, la pérdida de ese factor sorpresa hace que todo sea más aburrido, frena las inciativas, por que... para que vas a hacer nada si ya se sabe lo que va a pasar????. Esto lleva a que se pierda el espíritu reflexivo, se den por entendidas cosas que no son, no se analice nada y se llegue a la respuesta y conclusión fácil que no tienen porque ser y no suelen serlo las respuestas reales, y esto es lo que ocurre cuando no se intenta comprender a los demás y en lugar de aceptar la realidad se tienda a modificarla en la mente de cada uno a conveniencia bien por las propias inseguridades de cada uno o por no complicarse la vida simplemente. Las inseguridades, los miedos, las paranoias llevan a ver cosas que no son pasando del negro al blanco o del blanco al negro obviando todo tipo de matices, los tonos grises que nunca se deben perder de vista porque ahi están todas las claves que necesitamos. El escarabajo de la imagen no tuvo mucho problema en acercarse a un grupo de excursionistas mirando el Picacho, algunos se asustaron y pidieron que se lo quitaran de encima, con gusto lo cogí y se quedó un rato en mi dedo, le hice varias fotos y ahí siguió mientras continuaban las interpretaciones del paisaje, pude observarlo completamente todos sus colores, sus tonos, sus antenas, su caparazón, sin conocerme de nada se fió de mí durante ese rato que necesitaba para descansar y seguir su camino. Los animales no dejarán nunca de sorprenderme positivamente....

1 comentario:

Chío dijo...

Efectivamente: Ni todo negro, ni todo blanco!! ;)