Tejos milenarios hay por muchos lugares de la península y algunos de ellos se disputan el doble título, el más viejo de la península y el más viejo de Europa. Sin entrar en quien tiene el tejo más grande o más viejo del universo voy a referirme al tejo del borondillo, que ese encuentra en la vertiente madrileña de la Sierra de Guadarrama. Tras una buena caminata en la que se atraviesa monte y algunos arroyos llegamos hasta un bosquete atlántico de tejos y acebos que nos acabarán llevando hasta este árbol.
Los tejos no son árboles de gran altura pero si de grandes diámetro de tronco y copas extensas que en otoño se cubren de rojo, al igual de los acebos, gracias a sus frutos. Unos frutos que contienen la única parte no tóxica del árbol, la pulpa, que es aprovechada por las aves para alimentarse. Se estima que este ejemplar puede tener alrededor de los 2000 años y está protegido por una valla para evitar la compactación del suelo a su alrededor, algo perjudicial para sus raíces.
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