El Cañón de Añisclo es un valle
profundo que atraviesa el parque nacional desde la parte norte al sur
como una cicatriz enmedio de este espacio protegido. El cañón está
surcado por el río Bellos que nace al principio de este cañon, desde el
macizo de Monte Perdido, en una escalera de cascadas y se une
posteriormente al Cinca, afluente del Ebro. Destacan sus paredes
totalmente verticales en la parte superior y su profundidad.
Precisamente
este espectacular encajonamiento provoca un fenómeno de inversión
térmica por el que la vegetación atlántica se situa en los fondos de los
valles y se mezcla con la mediterránea en las zonas intermedias dando
paso a la mediterránea en las partes superiores, algo que en principio
no esperaríamos en este lugar. Si vale la pena verlo de día, también lo
vale de noche con la luz de la luna llena. En la fotografía de la
izquierda podemos ver el cañón iluminado solo con la luz de la luna,
ajustando el tiempo puede verse el cañón de sur a norte, al fondo las
nieves del macizo del Monte Perdido y algunas estrellas.
El
Barranco Pardina se une al Cañón de Añisclo perpendicularmente a la
mitad de su recorrido presentando un ancho más o menos similar aunque se
encuentra más desprovisto de vegetación. En estos abruptos lugares
podemos encontrar especies adaptadas como el rebeco o sarrio, la corona
de rey y otras especies tan comunes en la zona como la oreja de oso o la
madreselva del pirineo además de poder disfrutar , en estas conas más
elvadas del vuelo de aves tales como el alimoche o el quebrantahuesos.
2 comentarios:
...Ya veo que no has parado...
Saludos.
Pues no, y aun quedan varias cosas para este veranito en diferentes lugares del pais...
salu2
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