Uno de los encantos principales del Parque Natural de los Alcornocales es meterse por las gargantas de sus numerosos arroyos ya que esto es lo que hace a este parque diferente a todos los demás. Antes de entrar en la garganta atravesamos una pista que sale junto a la cárcel de Botafuegos (bueno, ahora se llaman Instituciones Penitenciarias) que es un carril ciclista que llega hasta el Bujeo. Este tramo inicial se encuentra plagado de numerosas edificaciones en suelo no urbanizable que afean bastante el inicio, pero solo eso, el inicio, una vez que pasamos ese lugar y nos vamos acercando a las montañas la cosa empieza a cambiar y el paisaje mejora notablemente. Tras unos kilómetros de pista forestal llega el momento de salirnos y bajar al arroyo del Prior y allí es donde viene lo bueno, cambiamos de un ecosistema típico de monte mediterráneo con alconorques y jaras a un ecosistema fluvial donde el árbol principal es el aliso (Alnus glutinosa). Pero no solo hay alisos sino una gran comunidad vegetal relíctica de tipo subtropical y es que una vez que uno se introduce aquí y ve los helechos de metro y medio, la lianas, la hojarasca y todo muy verde y con un buen nivel de umbría es inevitable acordarse del subtropical cercano o lo que es lo mismo, el Parque Nacional de Garajonay, toda una selva lo que podemos contemplar. Son muchas las especies propias de este ecosistema y que podemos disfrutar en este lugar; el helecho real (Osmunda reagalis), el rusco (Ruscus hypophyllum), el ojaranzo (Rhododendron ponticum ssp. ponticum) y la dedalera (Digitalis purpurea). Conforme nos salgamos de estas gargantas conocidas también como canutos será mucho más complicado que nos encontremos estas espectaculares especies. Conforme seguimos caminando entre helechos en un paisaje en el que tan solo la presencia de los alcornoques nos delata nuestra ubicación al sur de la provincia de Cádiz, se oyen tanto el ruido del agua como el canto de numerosas aves, demasiadas para poder distinguir sus cantos, así caminamos hasta que finalmente conseguimos llegar a la Cascada de la Garganta del Prior, el lugar que veníamos buscando y el principal atractivo de esta ruta. El salto está compuesto por varias cascadas que caen entre varias rocas enormes desprendidas por la acción del agua y que tienen la suficiente capacidad de retención como para crear una poza en el entorno de la cascada más grande, la cuál presenta una cierta dificultad para llegar a verla en toda su plenitud.
Dejando la garganta atrás tomamos el mismo camino hasta salir a la pista principal pero en lugar de volver al mismo lugar ahora seguiremos el cauce del arroyo del prior hasta llegar al embalse homónimo que se encuentra bajo la montaña donde se ubica la torre de botafuegos. El acceso al pantano resulta complicado por la tierra hundida y agujereada del paso de las vacas, no obstante dado el carácter arcilloso de estos suelos en época de lluvias resulta absolutamente impracticables, incluso para las propias vacas, encontramos una muerta que se quedó atrapada en el fango junto a las orillas del embalse. La imagen del embalse resulta idílica hasta que se llega a la presa que es por donde accede la mayoría de la gente ya que el número de basuras entre las que destacan litronas y tetra brikcks aumenta exponencialmente en este punto. Pasado el embalse retomamos la pista y en poco tiempo volvemos al inicio del sendero pasando nuevamente por la "barriada rural" por la que entramos .
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