Había oido hablar bastante de la colonia de ostreros que se encuentra en la playa de Levante, una enorme playa de flecha incluida en el Parque Natural Bahía de Cádiz a la que se accede al final de la urbanización Valdelagrana, la playa es la misma, lo que pasa es que existe la absurda manía de ponerle un nombre a cada tramos de playa y así claro, salen más playas de la cuenta cuando en realidad son dos o tres playas lo que tenemos en realidad en El Puerto.
Bueno, pues solo una vez había visto a estos pajaritos, en un curso sobre el Pinar de La Algaida que nos trajeron un telescopio y pudimos observar gran cantidad de aves, sobre todo limícolas que pululaban por la marisma de los Toruños, entre otras cosas aprendí porque al correlimos gordo se le llama así...
No iba buscando estos animalitos sino que había ido a pasear por la playa de Levante y llegar hasta el final donde aparece una gran lengua de arena, así durante el paseo vi como las dunitas habían sido valladas por costas para que la gente no las pisoteara, pero sobre todo vi mierda, mucha mierda, y eso que poca gente pasa por allí ya que hay que andar bastante y la entrada a vehículos se cerró hace tiempo, sin embargo está claro que para llenar un sitio de mierda basta con un pocos incívicos, además de eso las mareas llevan la mierda de las botellonas de la barriada Río San Pedro que se encuentra a unos 200 metros tras el caño al llegar al final de la playa, es una pena que un sitio tan idílico como este se encuentre en este lamentable estado.
Al volver por la playa vi una bandada de aves oscuras que iban cerca de la orilla y se dividieron en dos grupos, no eran aves de las más habituales pero se fueron bastante lejos de mi posición, mientras tanto pude disfrutar de la presencia de uno de los más entrañbales habitantes de este ecosistema, el charrancito, conocido aquí como curriplaya por su hábito de correr a toda leche por las arenas, de pequeño tamaño esta ave nidifica en el suelo, lo que hace necesario que en la época que nidifica (desde julio hasta principios de agosto) la presencia de un voluntariado para proteger los nidos del pisoteo de los bañistas e informar de este hecho a la gente que pasa por allí.
Tras estos animalitos me encontré por fin un nutrido grupo de ostreros a unos escasos 150 metros de mi posición por lo que pude observarlos perfectamente con mis prismáticos y sacarle esta lejana foto que por lo menos refleja el carácter de grupo con el que se mueven por la playa. Contento de haber observado la única colonia de esta ave en la Bahía de Cádiz tomé el carril de vuelta con mi bicicleta y me paré en una pinaleta de pino carrasco donde encontré una curiosa planta de la que hablaré en otra entrada.
Comunicado de la sociedad civil española en las últimas horas de la COP29
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El borrador actual pone en riesgo el Acuerdo de París. La Unión Europea
debe actuar de forma inmediata y efectiva si quiere salvarlo.
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