En las zonas altas del norte peninsular es habitual encontrarse esta especie de ave, que como todo córvido es carroñero y por tanto, dispuesto a comerse cualquier cosa, incluso una boñiga. Acostumbradas a vacas y humanos se muestran con todo el descaro del mundo de manera que permiten un gran acercamiento. Resultan muy abundantes y es evidente que la presencia de las vacas favorece notablemente a esta especie.
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