Las conchas de los gasterópodos o caracolas marinas es un recurso que cuando muere el caracol sigue utilizándose por otros organismos. Algo tan obvio y conocido resulta ser una situación que creemos haber inventado cuando en realidad ya funciona en la naturaleza. En este caso la concha es útil como protección mientras el caracol está vivo mientras este va incorporando carbonato cálcico para mantener la concha. Mientras vive incorpora material e incluso es capaz de regenerarla, cuando muere la concha va perdiendo material y se va haciendo porosa poco a poco.
Mientras eso ocurre numerosos organismos van aprovechándose de este peculiar "envase" como son los cirrípedos (parientes de los percebes) que se van fijando a la concha y las algas incrustantes como son el Litophyllum incrustans (rosa) y la Hildenbrandia rubra (roja) de manera que entre unos y otros la concha va perdiendo su forma y toma aspecto de roca. Este ermitaño lo encontré en una roca de un espigón buceando donde había este ejemplar y muchos más, todos con la concha recubierta aparentando ser una piedra. Al ser un elemento móvil estos ermitaños además ayudan a dispersarse a estas especies de algas.
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