Lo bueno de los días húmedos, o las noches en el campo donde siempre encontramos humedad, es encontrarnos con estos extraños seres, los caracoles. No se pinchan con los cardos, son capaces de subir y bajar a alturas insospechadas a pesar de llevar la casa a cuestas. Este caracol fue capaz de bajarse del cardo estirando el cuello y dejándose caer hasta el suelo. Un espectáculo a cámara lenta para observar con paciencia.
TRES MILLONES DE GRACIAS
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Andábamos liados estos días y no estábamos pendientes, pero antes de ayer
un amigo nos mandó un feliz mensaje: "habéis sobrepasado los 3.000.000 de
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Hace 3 horas
