No es la primera vez que me los encuentro pero si cuando más cerca los he tenido. Son un par de zorros jóvenes, con el pelaje estival que ya han aprendido de sobra como sobrevivir en un espacio que se satura de gente, la Sierra de Cazorla, si bien no se dejan acariciar ni que te acerques del todo basta con alargar la mano para que acerquen el hocico buscando algo de comida.
Así es la vida de un animal oportunista, si hay frutos come frutos, si puede cazar un pequeño animal lo caza y si puede comer de la mano, come.
Por eso el zorro, a diferencia de otros carnívoros, es una especie en expansión que puede verse en mayor número y más lugares cada vez. en algunos lugares hay demasiados, pero no es difícil controlar sus poblaciones sin pegar tiros, solo hace falta un depredador más grande que el, con gran área de campeo que se encargue de marcar su territorio y controlarlos. Así pues donde hay buenas poblaciones de linces los zorros tienen menos espacio donde hacer de las suyas. Espero volver a encontrarme pronto con estos simpáticos perritos.
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