La cueva de los moros es una cueva de esas en las que entrar no agobia tanto debido a su amplitud, al menos en la entrada pues no nos adentramos mucho más allá. Nos encontramos al ladito del Cañón de Añisclo y bajando un poco nos encontramos de bruces con la oscuridad, fijense como la gente desaparece (de la vista) al entrar en la cueva. Estas cuevas grandes son habituales donde las montañas son de naturaleza caliza y es el agua quien se encarga de hacer el duro trabajo de modelado.
Esta cueva puede ser visitada sin ser un experto espeleólogo y de hecho se organizan visitas para recorrer esta cueva, que una vez dentro nos cambia el clima, está todo mucho más fresco, y más húmedo aun que en el propio cañón y si no te andas con ojo pisas todos los charcos además que el suelo no es precisamente liso. Así que si te animas a visitarla ve con gente que conozca la zona, linternita en mano, buen abrigo y mejor calzado.
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