A veces nos encontramos sobre las flores unos diminutos puntos rojos, de los que no apreciamos más que eso y su forma ovalada. Si nos aproximamos más con una buena lupa, un microscopio o un macro de fotografía vemos que no son puntos sino pequeños invertebrados llamados ácaros, ávidos devoradores de sangre. La flor es un buen lugar para agarrarse a algún insecto volador y succionarle la sangre, estos son los puntos rojos que tienen algunos insectos y también algunos pequeños vertebrados como salamanquesas. El bichito más conocido y más cercano a este, no tan microscópico, es la garrapata que a grandes rasgos es muy similar, solo que bastante más visible a simple vista.
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