A la hora de salir llovía a cántaros, así que se retrasó la salida y al final salimos solo unos pocos ya que la mayor parte del grupo realizó el trayecto en bus. La lluvia cesó pero el viento si se mantuvo con una cierta fuerza toda la jornada. Tras salir de Coria usando la barcaza llegamos al Río Guadaíra, afluente del Guadalquivir dónde además de flamencos pudimos ver los lirios amarillos (Iris pseudacorus) característicos de las aguas dulces, aunque el tramo final del Guadaira, antes de unirse al Guadalquivir presenta una influencia mareal importante.
Aunque ya no llovía era de esperar que los caminos no estuvieran transitables y así ocurrió cuando quisimos entrar en la carretera del práctico, que estaba completamente enfangada por lo que tuvimos que cambiar la ruta y llegar a a Los Palacios y Villafranca para enganchar posteriormente otras carreteras, ya asfaltadas para llegar a nuestro destino.
Desde Villafranca tomamos una carretera que nos llevó por distintos pueblos de colonización con el viento de cara durante mucho tiempo y avanzando muy lentamente. Cuando quedaban apenas dos horas de luz no ví mejor solución que abandonar los caminos, pues esta zona es un laberinto y salir a la carretera por Las Cabezas, una ruta más larga pero más segura. Tras más de 80 km y demasiadas horas en ruta, justo al anochecer llegué a Trebujena.
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