Creado en el siglo X, el monasterio fue destruido por las invasiones normandas y se reconstruyó en el siglo XII siendo inicialmente una ermita. Entró en decadencia en el siglo XVI y acaba siendo abandonado definitivamente en el siglo XIX siendo también desamortizado. Si bien el entorno actual no es precisamente idílico, con numerosas plantaciones de eucaliptos alrededor además de muchos espacios desarbolados, en sus inicios si que tuvo que serlo.
La zona debió ser un precioso bosque atlántico, con arroyos y muy fresco, tanto que aun proliferan helechos y crecen sin problemas fresas silvestres. El convento en si está completamente abandonado y en ruinas, tanta, que no es accesible al público debido al riesgo de derrumbes. Los claustros del convento están completamente invadidos de vegetación, la que paradójicamente escasea fuera, a pesar de los proyectos de restauración que no han cuajado.
Como vemos numerosos árboles y plantas crecen en sus paredes dejando ver algunos ventanales de lo que era el convento. Se intentó transformar en un hotel pero el proyecto no llegó más allá de una breve restauración en las fachadas delanteras y de esto han pasado ya 11 años según reza el cartel que hay en la entrada. Sin embargo la iglesia si que se conserva e incluso está abierta al culto actualmente a pesar de la poca dotación imaginacional pues más allá de los bancos parece un hospital robado, sin altar y casi sin figuras.
Los interiores son oscuros y húmedos, tanto que puede verse el verdín creciendo sobre sus muros, es todo tan antiguo que parece el escenario de el nombre de la rosa. En la iglesia podemos encontrar incluso una antigua celda. Al no tener actuaciones "modernas" todo conserva el estilo del siglo XVII que es cuando se construye la iglesia tras el derribo de la antigua. No obstante a pesar del buen aspecto, como todo edificio antiguo precisa un buen paquete de reformas.
No hay más que mirar al techo para ver unas grietas preocupantes entre los numerosos grabados que podemos encontrar en todas las bóvedas del conjunto. Lo deseable sería arreglarlas pero actualmente el conjunto está en manos de la Xunta de Galicia tras una cesión por 50 años del Arzobispado, el cuál no parece tener mucho interés en gestionar la ruina que amenaza a este conjunto artístico y seguramente espere a que otros asuman el coste para luego reclamar este espacio como suyo.
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