En la época otoñal-invernal las garzas reales se encuentran en zonas marismeñas o esteros y a pesar de su gran tamaño son capaces de esconderse muy bien, dejando solo visible la cabeza y el cuello. Y es que aunque se vea al no ver el cuerpo completo nuestro cerebro tarda más en identificar que es o cuál les da una cierta seguridad en estos llanos entornos.
Pero a pesar de esto están muy atentas y una vez que perciben que han sido vistas levantan rápidamente el vuelo y desaparecen volviéndose a esconder. Ese momento del levantamiento del vuelo resulta espectacular ya que de ser una delgada ave de un metro de altura a desplegar sus alas mostrando una gran envergadura además de los típicos graznidos que acaban rompiendo su imagen de elegancia.
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