Aunque parecen frutos en realidad se trata de agallas, una reacción de la planta al ataque de determinados insectos en la que una hoja de la planta se transforma en esa estructura donde se aloja la puesta del insecto alimentándose en su interior y no perjudicar al resto de la planta. Cada insecto, que suelen ser avispas diminutas para nuestra vista, provoca una agalla característica que permite identificarlo.Estas agallas son habituales en plantas del género Quercus como quejigos, robles o coscojas. También se dan en otras plantas como el lentisco.
El 63 % de la población de Andalucía respiró aire contaminado por encima de
los nuevos límites legales
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El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos
en 790 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado
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