En otoño los mirlos se dejan ver con todo el descaro del mundo en los jardines, como suele ocurrir con las aves sus movimientos dependen de donde ande la comida. Y claro, en otoño llueve, entra humedad, se activan las babosas, las lombrices están a la orden del día y claro, los mirlos lo saben y por eso es fácil verlos picoteando el suelo de aquellos lugares con césped.
Los árboles de la ciudad se visten de verano.
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En el campo, en los montes y en las zonas más agrestes de nuestras sierras,
el inicio del verano se manifiesta en la vegetación arbustiva y arbórea con
la ...
Hace 4 horas
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