Lo bueno de los días húmedos, o las noches en el campo donde siempre encontramos humedad, es encontrarnos con estos extraños seres, los caracoles. No se pinchan con los cardos, son capaces de subir y bajar a alturas insospechadas a pesar de llevar la casa a cuestas. Este caracol fue capaz de bajarse del cardo estirando el cuello y dejándose caer hasta el suelo. Un espectáculo a cámara lenta para observar con paciencia.
La Rosaleda del Parque del Oeste en Madrid – Jardín de Ramón Ortiz.
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De paso por *Madrid*, a finales de mayo, decidí pajarear por el *Parque del
Oeste*. Siempre he pensado que la capital es muy afortunada por el número y
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Hace 4 horas