Las flores de las ranuncúlaceas se prestan a tener formas peculiares que pueden parecerse a animales como es el caso del delphinium. Aunque normalmente estas semejanzas suelen requerir un ejercicio de imaginación que no siempre es compartido por todos. En este caso la semejanza se hace con un águila, aunque más concretamente con el pico al igual que se habla de la nariz aguileña. Es una especie habitual en el norte peninsular en bosques de tipo atlántico con una buena cantidad de humedad ambiental.
Una de mis flores favoritas, y difíciles de fotografiar también.
ResponderEliminarmuy buen trabajo.
un saludo
gracias
ResponderEliminarun saludo
Aguilucho, aguilucho...
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